***Recogido del artículo de Javier Peláez
La cuestión de cómo podría ser el contacto con una
inteligencia extraterrestre es un tema que atrae la atención (y la imaginación)
de un amplio sector científico.
La literatura, la ciencia ficción y el cine se habían
encargado de plantearnos infinidad de escenarios, pero en las últimas décadas
cada vez más científicos abordan sin tapujos las posibles consecuencias,
ventajas e inconvenientes que supondría encontrar vida inteligente surgida
fuera de nuestro planeta.
Ya seas cosmólogo, biólogo, astrofísico o químico, la idea de
esbozar cómo puede haber emergido y evolucionado la vida en otros lugares es
tan tentadora que, a pesar de que sigue siendo mera especulación, cada uno de
nosotros ha pensado a su manera en ese primer encuentro.
Javier Peláez asistió al Festival Starmus y comenta que
celebra su tercera edición en la isla de Tenerife, y en el que los
organizadores han tenido la brillante idea de realizar un debate con el
sugerente título “Vida extraterrestre en el Universo”.
El célebre astrofísico Neil deGrasse Tyson, popular por
presentar la serie documental Cosmos y la astrónoma Jill Tarter, ex directora
del proyecto SETI e inspiración de Carl Sagan para el personaje de la doctora
Arroway en la novela y película Contact, han realizado una interesante mesa
redonda para discutir las posibilidades de un encuentro con otra inteligencia.
Como no podía ser de otra manera el debate ha comenzado
presentando las ideas de otro de las grandes invitados de la noche, el físico
Stephen Hawking. Todos conocemos las advertencias de Hawking sobre la vida
extraterrestre: Para el físico británico la Historia nos ha dejado muchos
ejemplos de lo que puede pasar cuando una civilización más avanzada se
encuentra con otra tecnológicamente inferior.
La imagen de los caballeros armados de la vieja Europa
entrando en América, espada en mano, tras el descubrimiento del “Nuevo Mundo”
por Colón, es muy similar a lo que Hawking aventura para un encuentro con una
civilización extraterrestre.
Es aquí donde entra Jill Tarter con su visión, mucho más
positiva y amable de ese primer contacto y en la que, citando al célebre
psicólogo Steven Pinker, afirma que el ser humano es ahora más pacífico que
nunca en su historia.
Para la astrofísica del proyecto SETI los avances
tecnológicos van unidos a las mejoras sociales y culturales, haciendo que la
evolución natural de la inteligencia sea la de abandonar progresivamente la
agresividad.
“Si existe una civilización extraterrestre tan avanzada como
para poder contactar con nosotros, debe de haber encontrado un modo de dejar
atrás también la violencia”.
A estas dos posturas, contradictorias y opuestas, se une a
una nueva opinión… Una tercera vía propuesta por Neil deGrasse Tyson que
resulta mucho menos apasionada y catastrófica, una visión fría y escéptica
basada en nuestra propia relación con otras especies.
El presentador de Cosmos se pregunta ¿quién define la
inteligencia? La respuesta es obvia: Nosotros mismos, somos antropocéntricos
por naturaleza. Si cogiésemos al chimpancé más inteligente que existe y
comparásemos sus habilidades tecnológicas con las nuestras, el chimpancé
estaría en clara desventaja.
Por tanto, si suponemos que existen civilizaciones más
avanzadas en el Universo, tanto que son capaces de moverse libremente en el
espacio viajando miles o millones de años luz para contactarnos… ¿Qué nos hace
suponer que no nos verán ellos como nosotros miramos a los chimpancés? ¿Por qué
íbamos a pensar que estarían dispuestos a contactar con nosotros, y mucho menos
a tener una conversación?
La visión de Tysson representa una de las múltiples
respuestas a la paradoja de Fermi, y a grandes rasgos ofrece la siguiente
cuestión: ¿Y si a los extraterrestres simplemente no les interesamos?
Un fuerte abrazo Happy
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