martes, 9 de junio de 2015

Reflexiones: La Crítica

La Critica



Cuando alcanzas un cargo en una junta directiva todos estamos expuestos a la crítica lo hagas bien o lo hagas mal.

En el caso personal mío cuando acepte mi cargo en una junta directiva tratas que las personas que están a tu cargo se desarrollen con eficacia buscando la satisfacción de todos.

Un antiguo directivo me dijo que sería ahora cuando de verdad vas a conocer a todos los miembros del grupo tal y como son.

Es decir cuando uno entra en un club y no tiene ningún cargo no percibes las distintas personalidades que hay en tu club. Por ello al conocer más en profundidad a todos los socios es cuando tienes que estar preparado para aceptar las críticas de los demás porque hagas lo que hagas siempre habrá alguien que no está muy contento con la decisión que has tomado.

No todos reaccionamos igual ante la crítica, pero lo cierto es que la mayoría de nosotros la llevamos mal.

Si atendemos a las estadísticas, encontramos que ante un comentario crítico, un 70% de la gente reaccionará sintiéndose herida. Un 20% la rechazará negándola. Y tan sólo un 10% reflexionará serenamente, la interiorizará y decidirá si debe o no cambiar alguna conducta.

Uno de los factores importantes es que en general somos muy impulsivos y tenemos mucho ego y eso lo tenemos que aprender y sobre todo a controlar y no reaccionar de manera visceral porque eso me ha demostrado que si tenias parte de razón con esa reacción visceral la pierdes. Esto no es nada fácil es todo un aprendizaje hasta que se llega a una madurez tal que te controlas y reflexionas ante la crítica.

También es cierto que no todas las críticas son iguales y, por tanto, producen el mismo efecto: si se trata de una observación las posibilidades de que sea bien recibida aumentan considerablemente. En cambio, si la crítica implica un juicio normalmente te será ofensivo y casi seguro que te sentará mal.

En cualquier caso, el motivo de que nos afecte una crítica  más o menos dependerá de  nuestra inseguridad. Cuantos menos seguros estemos internamente, más vulnerables seremos a la crítica.

Los psicólogos y la ciencia oriental  nos enseñan  que si aumentamos  la seguridad en nosotros mismos, prescindimos de nuestra  soberbia y somos humildes, esto nos ayudará a poder evaluar las críticas sin percibirlas como una agresión propia hacia nosotros  y a admitirlas para aprender o por lo menos para hacernos pensar.                                                                                            

La pregunta que a menudo nos formulamos es: ¿ayuda la crítica?

Y hay opiniones para todos los gustos. Desde sus acérrimos defensores, que la consideran la única forma posible de progreso en nuestra vidas, hasta los firmes detractores, que le niegan bondad alguna.

En mi opinión, cuando la crítica implica un juicio ofensivo a la persona, la respuesta es clara: no ayuda. Y el motivo es que recibimos los juicios como un ataque, y ante un ataque dejamos de actuar serenamente desde nuestra conciencia, actuamos visceralmente, y lo único que hacemos es huir o contraatacar.

Cuando la crítica se limita a una observación, sí puede ayudar.

La sociedad ha inventado un término que nos permite ser críticos teniendo una buena excusa formativa: la "crítica constructiva".

He de decir que desde el punto de vista literal, el término "crítica constructiva" simplemente no existe.

Las palabras "crítica" y "constructiva" son antagónicas. Como el blanco y el negro por ello las críticas, entendidas como tales, no construyen nada. Lo que ocurre es que utilizamos el término "crítica constructiva" para suavizar un ataque ofensivo que estamos haciendo a alguien pero en realidad es un ataque y por ello no deberíamos decir te voy hacer una crítica constructiva.

Como dice Friedrich Dürrenmatt “Uno está tan expuesto a la crítica como a la gripe”.

En realidad y en honor a la verdad no soportamos que nos critiquen, pero la sociedad  no deja de criticar a los demás.

No podemos obviar en este punto la crítica derivada de nuestro pecado capital favorito: la envidia. La envidia es fuente de crítica gratuita, de crítica corrosiva y malintencionada. Pero es quizá por ser previsible e infundada por lo que a esta crítica no le prestamos especial atención, y es a la que somos menos vulnerables.

Hemos comentado que el principal motivo por el que nos afecta la crítica es nuestra inseguridad. Por tanto, el trabajo para ser inmunes a ella debería ir en la dirección de construir y desarrollar nuestra seguridad interna. Será la gran coraza que nos protegerá de cualquier agresión en forma de crítica. En este contexto, no cabría la crítica como agresión, porque simplemente no nos afectaría.

Pero lo cierto es que cada persona nos encontramos en una etapa distinta de nuestra madurez, y hemos desarrollado un nivel de seguridad interno distinto.

En este contexto, ser más o menos crítico con la gente no debería ser una actitud personal, sino que deberíamos ser más o menos críticos en función de la seguridad que percibimos en la persona a quien dirigimos la crítica.

Como nos recuerda John Powell, "la mejor forma de mantener la distancia entre la gente es herir", y una crítica, para quien no está preparado para recibirla, siempre hiere.

Abogaré de nuevo por la conveniencia de sustituir críticas por observaciones. Así y todo, si las observaciones inciden sobre aspectos en los que el otro puede mejorar, deben hacerse siempre en privado, y jamás delante de los demás.

¿Cómo y a quien afecta la crítica?

La crítica dicha delante de un grupo es terrible para el que la dice y para el que la padece.

Para el que la padece porque es la sensación de "linchamiento público" y es como digo  devastadora para la motivación y para la autoestima.

Sin embargo para el que critica en público produce, además, un efecto contraproducente para el grupo en su conjunto, y es que todos temerán que un día les toque a ellos.

Por tanto la norma es bien sencilla: hacer los halagos en público, y reservar las críticas en privado.

En definitiva el que crítica consiste en reprochar a los demás el no tener las cualidades que uno se cree tener y es sin lugar a dudas la fuerza del impotente. Sin embargo quien se enfada por las críticas, reconoce que las tenía merecidas.

La crítica es una de las formas “más populares “de minar la confianza dentro de un grupo y de crear distancia con la gente.

Por ello si quieres mantener un grupo compacto y de amigos nunca condenes ni critiques a nadie en público. Esta es la clave para mí para que un grupo sean amigos, disfrute del coloquio y tenga futuro.

Lo cierto es que, queramos o no, siempre estaremos expuestos a las críticas.

Estadísticamente, en cualquier actividad que hagamos, siempre habrá un 10% de la gente a quienes no les gustaremos o no estarán de acuerdo con nosotros. Por tanto, no las podremos evitar, pero sí está en nuestras manos evitar que nos afecte.

Lo lograremos si somos capaces de escucharlas serenamente, decidir si tienen o no sentido, y si de ellas podemos extraer alguna enseñanza.

En conclusión las críticas siempre las vamos a tener tanto si queremos como no queramos. Pero tenemos que aprender y a madurar para saber encajarlas y estar incluidos en ese 10% que hablamos antes, en donde  la reacción de la persona ante una crítica ni se siente agredido ni la rechaza y tan sólo este grupo del 10% reflexionará serenamente, la interiorizará y decidirá si debe o no cambiar alguna conducta.

Por último diré que para el tratamiento y control de nuestro ego tendremos que escuchar lo que dice el gran Dalai Lama “No debemos creer demasiado en los elogios, la critica a veces también es muy necesaria”.

Un fuerte abrazo para todos.

Happy

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